A principio de año todos nos hacemos una larga lista de propósitos que con mucha suerte solo mantendremos hasta febrero. Esto ocurre porque nos fijamos demasiados propósitos y muy poco realistas, basándonos más en nuestros deseos que en el conocimiento de nosotros mismos. Si son cosas que no hemos hecho hasta ahora es porque no nos gustan ni nos apetecen; por eso hay que tratar de introducirlas en nuestros hábitos poco a poco y siendo conscientes de su dificultad.

– Tus propósitos tienen que adaptarse a tu rutina diaria sin interferir demasiado

– Escríbelos o coméntaselos a alguien, aumentará tu compromiso

– Empieza poco a poco, pregúntate: ¿Cuál es el tiempo mínimo que puedo dedicarle?, ¿Cuánto puedo renunciar a fumar sin agobiarme demasiado?

– Márcate objetivos concretos, que puedas comprobar si se cumplen o no. Ir un día a la semana al correr, fumar no más de 15 cigarros al día.

– El lugar de hablar de lo que vas a hacer, habla de lo que ya has hecho.

– No te centres en lo que no has cumplido sino en lo que sí. Esta semana aún no he ido pero la pasada sí, aunque sean tres minutos voy a bajar hoy a correr. Hoy llevo 16 cigarros pero mañana lo haré, igual que los días anteriores