Llevamos más de un mes en esta nueva situación. Podría parecer que TENDRÍAMOS QUE estar adaptados ya y no sentir emociones como ansiedad, tristeza o miedo. Te puedes estar preguntando: “Pero, si estoy haciendo deporte, tengo actividades de ocio y estoy siguiendo una rutina… ¿Por qué este desasosiego no se termina de ir? ¿Qué puede estar ocurriendo?
Lo que puede estar pasando es que están entrando en juego uno de los rasgos de personalidad más típicos en las personas con TOC, y es el RASGO ANANCÁSTICO O PERFECCIONISTA.
Tú que tienes TOC, afrontas esta situación tan atípica con más ansiedad y esto puede hacer que la cuesta sea un poco más empinada. Aun así, siguiendo las recomendaciones, has podido marcarte la meta de hacer todo aquello que se ha propuesto, has llenado tu agenda con la intención de abordarlo todo, todo y todo. Y, justamente aquí, encontramos el quid de la cuestión.
Partes con la idea de que se puede tener un absoluto control de las emociones negativas, como si existiera una varita mágica que te dejara filtrar solo las cosas buenas y llegar al bienestar más absoluto. Estamos ante una situación compleja, en la que nadie tenía un arsenal de habilidades específicas para afrontarla. Por tanto, vamos a partir de que es TOTALMENTE RACIONAL el sentir emociones como la ansiedad, tristeza o miedo. Nos vamos adaptando día a día, semana a semana a algo que desconocemos por completo. “Pero, ¿aunque haga todo lo que se supone que se TIENE QUE hacer me puedo sentir así?” Si, la respuesta es, por supuesto que sí.
Bajo el prisma del perfeccionismo, pensáis que todas las emociones negativas son malas y rechazables y en el momento en el que aparecen (porque van a aparecer), evaluáis que se está FRACASANDO en el objetivo que os habéis impuesto. “Por más que hago sigo sintiendo ansiedad por lo que TODO lo que he hecho no ha servido para NADA”. Ocupar el tiempo es importante ya sea en deporte, ocio, estudio, fomentar relaciones sociales… Pero, ante todo, hay que afrontar esto con RACIONALIDAD. ¿Qué significa esto? Significa el comprender la situación en la que estamos, permitirnos el derecho a estar tristes, ansiosos, enfadados porque la situación es la que es. “Y esto, ¿no va en contra de todas las recomendaciones?” No, claro que no. La diferencia está en permitirnos el derecho, pero con limitación de tiempo. Es decir, normalizar estos sentimientos, pero en su justa medida. Lo que diferencia la RACIONALIDAD de la IRRACIONALIDAD es la duración e intensidad de estos sentimientos. Si te sientes una tarde triste o ansios@, acepta que esa tarde será más complicada, pero aun así sigue trabajando para conseguir tus objetivos, ¿no puedes? No pasa nada. Mañana será otro día, otra oportunidad para seguir trabajando por tus objetivos. En cambio, si vas con la idea de que NO DEBES tener estas emociones negativas, le vas a añadir el sentimiento de frustración, una sensación más duradera e intensa, que pone en juego tu valía, y eso ya no durará solo una tarde.
Para un buen abordaje de este confinamiento, no solo está bien que ocupes tu tiempo y aprendas, sino también que practiques la FLEXIBILIDAD y RACIONALIDAD. Evidenciar que no es un fracaso sentirte, a veces y de forma puntual, triste, con miedo o ansioso, sino que es de lo más lógico. Y estas emociones pueden hacer que, por momentos, me hagan parar. Quizás es lo que necesitemos. Parar, para soltar y emprender de nuevo el camino.
Normalizar estas emociones, es el primer paso hacía seguir trabajando para que este confinamiento SUME en TÚ VIDA.
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